Las toxinas del cuerpo nos provocan distintas enfermedades. Depurar el organismo de forma frecuente hace que tengamos un cuerpo más saludable.
Los hábitos alimenticios, el estilo de vida y la contaminación son tres factores que afectan de forma directa a nuestra salud. Enfermedades cónicas como la diabetes, el colesterol, la fibromialgias… están asociadas a alguno de estos factores.
¿De dónde proceden las toxinas?
- Del exterior: a través de la alimentación, la respiración, la piel por absorción pasiva, una inyección…
- Del interior: nuestro organismo puede crear ‘toxinas endógenas’, son subproducto del metabolismo fisiológico, como sería el caso de la bilirrubina, creatina, ácido láctico…; o de la creación de metabolitos en situaciones metabólicas anormales, como ocurre con el exceso o producción o degradación de distintos neurotransmisores u hormonas, de radicales libres…
¿Cómo recibe nuestro cuerpo las toxinas?
A toda sustancia que no cumpla una función biológica en nuestro sistema interno se le considera una toxina. La producción en exceso o en defecto de una sustancia determinada, que cuando se encuentra en equilibrio tiene una función biológica, también genera toxinas.
El organismo considera a las toxinas como NO nutrientes.
Una vez que las toxinas entran en nuestro organismo, a través de la sangre y la linfa, son transportadas a los distintos órganos. Una vez allí, se unen a transportadores proteicos. Si se trata de toxinas hidrosolubles se acumulan en plasma o líquido intersticial, si son toxinas liposolubles en grasa.
¿Qué daños nos pueden generar las toxinas?
Las toxinas nos pueden generar una disfunción temporal en el organismo, en caso de una intoxicación crónica puede haber un daño permanente y si fuera el caso de una intoxicación aguda incluso nos puede llevar a la muerte.
Por lo general, la acumulación de las toxinas en nuestro cuerpo afectan, sobre todo, a los sistemas endocrinos, inmunológicos y neurológicos.
Los efectos negativos de acumular toxinas se presentan en enfermedades como el asma, la alergia, autoinmunes, obesidad…
¿Cómo se eliminan las toxinas?
El organismo debe metabolizar las toxinas para poder eliminarlas. La mayoría de las externas son lipófilas que necesitan hacerse hidrosolubles primero para poder ser eliminadas por la bilis y los riñones. En cambio, la mayoría de las internas se generan en nuestro hígado y el proceso es más rápido.
Antes de eliminar las toxinas metabolizan en el hígado, a través de dos fases. El resultado es que la toxina se transforma en una ‘toxina intermedia’, que luego tiene que degradarse. Puede resultar más peligrosa que la original.
En la fase I o sistema enzimático P450 se generan radicales libres, para combatirlos y que no dañen nuestros tejidos es importante la toma de antioxidantes.
Después de metabolizar las toxinas, se deben dirigir a los órganos de eliminación (sudor, hígado, pelo, saliva, mucosa…), si presentan disfunción, hay una sobrecarga o se ha generado un daño en ellos, las toxinas no pueden ser eliminadas.
En este caso, vuelven al torrente sanguíneo por difusión de algún compartimento, si les toca uno de intercambio lento se produce una acumulación de sustancias tóxicas en el órgano. Con la detoxificación y drenaje, durante el tiempo necesario, permite al sistema lento la posibilidad de eliminar todas las toxinas.
¿Cuál es el problema?
Como cada vez tenemos nuestro cuerpo con una mayor concentración de toxinas cuesta más llevar a cabo el proceso de eliminación.
Dado el esfuerzo de eliminación del organismo, el funcionamiento fisiológico se sobreestimula lo que nos genera agotamiento y envejecimiento tisular natural.
¿Cuál es la solución?
Buscar el asesoramiento profesional. El cuerpo necesita depurarse y a veces es necesario ayudar a los órganos a deshacerse de las toxinas. ¡En tu farmacia te pueden ayudar!